Mostrando entradas con la etiqueta Diabéticos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Diabéticos. Mostrar todas las entradas

sábado, 13 de diciembre de 2014

Porque hoy es día de fiesta: Lussekatter o bollos suecos de Santa Lucía


En mi casa siempre hemos sido partidarios de celebrar los Santos. A ver, tampoco hacemos un fiestón ni nada parecido, pero sí que nos regalamos algún detallito y hacemos algún postrecillo especial para la ocasión. De todo mi entorno, soy la única persona que tiene esta costumbre en la familia, por lo que sé que a muchos os podrá extrañar. Pero para mí, qué queréis que os diga, es algo tan común como celebrar el cumpleaños.

Y como en cuestión de festividades me gusta estar al día, no podía dejar pasar la oportunidad para traer al blog un poquito de esa felicidad que nos inunda a todos cuando celebramos algo. Y es que hoy, 13 de diciembre, ¡es mi santo!


¡Sí! Hoy es Santa Lucía, y desde muy pequeñita se convirtió para mí en un día muy especial, era una especie de antesala de la Navidad. Y siempre me ha encantado poder celebrarlo en familia. Pero no sólo es importante por eso, ya que el 13 de diciembre es para muchas culturas un momento esencial del año, al coincidir según el calendario Juliano, con el solsticio de invierno, siendo así el día más corto del año a partir del cual se alargan los días. Y es que ya se dice aquí en Galicia: Santa Lucía, saca da noite e mete no día (Santa Lucía, saca de la noche y mete en el día). Para muchos países nórdicos, este hecho es importantísimo: pensad que el día por lo general tiene muy pocas horas de luz para ellos en invierno, y a partir de esta fecha se consideraba que empezaban a aumentar, así que es una fecha que respetan mucho, y que por supuesto celebran.

Yo, como ya he dicho, os he traído al blog mi pequeño homenaje particular al día de Santa Lucía, haciendo para la ocasión unos Lussekatter o bollos de Santa Lucía, típicamente suecos. Resulta que buscando información en internet, me encontré con una leyenda muy bonita que os resumo: se dice que hace muchos años, ocurrió un milagro en Suecia, una noche próxima a la Navidad, en una época de mucha hambre. Se apareció de repente una niña con luces en el pelo, y repartió dulces entre los niños. Desde entonces, en Suecia se celebra una fiesta anual y las niñas se visten de Santa Lucía, pues asociaron a este milagro su figura, hacen bollos de azafrán y beben vino caliente especiado. ¡Incluso organizan un desfile y todo!


Estos bollitos suecos de azafrán, Lussekatter, Lussebuller, Lussekuse o cómo prefiráis llamarlo (tiene como veis muchos nombres distintos), están hechos sin azúcar y la receta es bastante sencilla de hacer. Sólo necesitáis un poquillo de paciencia en los leudados, y por lo demás estará rodado. La masa es sencilla de manejar y no me ha dado ningún problema, así que de verdad os la recomiendo. He adaptado la receta de esta y he hecho algunas modificaciones, espero que os guste, y celebréis horneando a gusto el día de Santa Lucía.


Receta de Lussekatter, bollos de Santa Lucía o bollos de azafrán
- 1 tsp de hebras de azafrán
- 175 ml de leche
- 50 gr de queso quark
- 50 gr de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 2 huevos
- 30 gr de sirope de agave
- 490 gr de harina de trigo todo uso
- ½ tsp de sal
- 12 gr de levadura fresca
- Un puñadito de pasas

En un cazo, calentamos la leche con el azafrán y el sirope de agave. Llevar casi a ebullición removiendo continuamente para integrar bien el agave. Apartamos del fuego y dejamos templar. Después, añadimos la levadura fresca desmenuzada y esperamos 5-10 minutos. 

En un bol, mezclamos la harina y la sal. Hacemos un hueco en el medio y añadimos la leche, el queso, un huevo entero y medio huevo batido (el otro medio lo reservaremos para barnizar después nuestros panecillos). Mezclamos todo bien, ya sea con ayuda de una batidora o robot de cocina (recomiendo usar palas, no varillas), y cuando veamos que la mezcla se hace una bola, amasamos sobre una superficie ligeramente enharinada, o, como hice yo, seguimos amasando en el robot de cocina con el accesorio de gancho. Es una masa que debe quedar jugosa, pero no pegajosa.

Engrasamos con aceite otro bol, donde echaremos nuestra masa para dejar que levede, cubierta con papel film, de 1 a 2 horas hasta que doble de tamaño (yo la dejé 1 hora y 40 minutos, pero dependerá de la temperatura de vuestra casa y de la humedad). Cuando veamos que ha crecido, la echamos sobre un papel sulfurizado y la desgasificamos dándole pequeños golpecitos a la masa. Con un cuchillo o una rasqueta, cortamos piezas del mismo peso (yo hice 10 en total, pero os recomiendo que hagáis más, porque salen unos bollos muy grandes; cortad unas 14 o 15). Estiramos la masa en tiras de unos 30 centímetros, y las enrollamos. Colocamos los bollitos en papel de horno sobre una bandeja, con suficiente separación entre ellos, porque crecen bastante. Cubrimos la bandeja con un plástico o papel film y las dejamos levedar de nuevo de 30 minutos a 1 hora (yo los dejé 35 minutos), hasta que doblen de nuevo su tamaño.

Precalentamos el horno a 205º. Barnizamos los bollos con el huevo batido que habíamos reservado, ponemos una pasa en el centro de cada espiral, y las metemos en el horno, de 12 a 15 minutos, según lo doradas que las queramos. 

Dejamos enfriar y servimos.


Son unos bollitos muy agradecidos, que admiten combinaciones tanto dulces como saladas, y que permiten alterar el grado de dulzor en la medida en que queramos. Además, son preciosos, ¿no creéis? 

En mi casa sorprendieron, la verdad. Encima, al no llevar azúcar refinado, su índice glucémico es mucho menor, por lo que resulta apto para las personas con diabetes (siempre con moderación). Así que os animo, como siempre, a que los probéis, y me contéis cómo os han salido. De verdad que son bastante sencillos, es una de las masas más manejables con las que he trabajado, y permiten tantas posibilidades y variaciones... vamos, que no os extrañe volver a verla por el blog, con algún que otro cambio de sabor, porque esta la repito fijo!

Me despido no sin antes desearos a todos un muy feliz día de Santa Lucía, y que tengáis un fin de semana estupendo.

Uno no, ¡¡muchos besiños!!

PD: me han regalado un montón de detallitos para cocinar, entre ellos un molde de pandoro (sí, de pandoro; sí, estoy que no quepo en mí de felicidad), unos mini moldes redondos para hacer mini tartas, washi tape nuevo y gas para mi soplete nuevo (preparad el paladar para una buena crème brûlée, porque se postula como una muy próxima receta del blog... ¡estad atentos!). 

Información nutricional de los Lussekatter (Bollos de Santa Lucía) o bollos de azafrán:
Calorías totales: 3187'5 kcal
Calorías por ración (10 raciones/bollos): 318,75 kcal

domingo, 7 de diciembre de 2014

Christmas is coming! Apfeltaschen o empanadillas de manzana (FoodBloggers Ttm)


Desde que empezó diciembre, mi sobrino pequeño nos manda a todos en casa a cantar villancicos por la noche antes de ir a cama. No es una opción: coge su batuta (improvisada, por supuesto), nos pone a todos en fila, y ale, a cantar todos. ¡Y ojito con equivocarse! Que como alguien diga una palabra más o termine a destiempo, hay que empezar de nuevo. En resumen: estoy del “arre borriquito” hasta el moño, y aun no estamos a mediados de mes.


Deduciréis, por tanto, que en mi casa el espíritu navideño ya ha empezado a hacer mella en todos. Y no me quejo: la Navidad es mi época favorita del año, la mejor fiesta de todas. Desde siempre. Así que, en el fondo, me gusta esto de empezar ya a pensar en recetas festivas, en galletas especiadas, en chocolate a la taza y roscón de Reyes.


Así que no me he quejado ni un poquitín cuando he visto las propuestas del Reto Foodbloggers Trotamundos para este mes, pues nos transportan nada más y nada menos que a Alemania, un país en el que hace tiempo que pienso automáticamente cuando alguien dice “compras” y “Navidad” en una misma frase. Y es que es ver en la televisión o en internet las imágenes de esos mercadillos navideños alemanes y me derrito por dentro. 

Si ya flipé el año que estuve en París la víspera de Navidad, con el mercado de los Campos Elíseos (que tuve que ver corriendo por motivos de horario, snif, snif), no quiero imaginar cuando tenga la oportunidad de viajar a Alemania en Navidad… aiiiiins, me sale una sonrisa sólo de pensarlo. 


Por eso, hoy os traigo una receta típicamente alemana, las apfeltaschen, que básicamente son una versión más individual del típico apfelstrudel, o pastel de manzana. Las apfeltaschen son empanadillas rellenas de manzana horneadas con almendra y pasas, aunque admite multitud de versiones, por lo que he podido ver en la red. Ya sabéis que yo soy dada a adaptar mucho las recetas, sobre todo para aligerarlas en carga calórica y para ajustarlas según las necesidades especiales de los que me rodean. Por eso, esta receta no lleva azúcar. Ni pizca. Y por tanto puede ser apta para diabéticos. 


Tengo que agradecer a Leila de La nueva cocina de Leila por ser la anfitriona del reto de este mes, y proponernos unas recetas tan fantásticas. Y también a Aisha de La cocina de Aisha, y Mon, de April’s kitch por administrar una comunidad tan genial como es la de Foodbloggers Trotamundos, y aceptarme en ella, por supuesto.



Sin más, os dejo con la receta. En mi casa ha gustado mucho, espero que a vosotros también. ¡A ver qué os parece!


Receta de Apfeltaschen (Empanadillas de manzana)
- 1 plancha de hojaldre
- 1 manzana red delicious (o del estilo, también vale la royal gala)
- Medio limón
- 1 cucharadita de edulcorante líquido (yo he usado aspartamo, pero la stevia vale también)
- 2 cucharaditas de harina de almendras
- 3 cucharadas de almendras laminadas
- 2 cucharadas de pasas
- 1 cucharada de naranja confitada en dados o picada
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla

Pelamos la manzana y la cortamos en dados muy pequeños (brunoise), procurando que sean más o menos del mismo tamaño, las echamos a un cuenco y añadimos el zumo de medio limón para evitar que se oxiden. Removemos bien y añadimos enseguida el edulcorante líquido (también se pueden añadir unas gotas de miel, aunque si se padece diabetes es mejor evitar aumentar demasiado el índice glucémico). Añadimos la harina de almendras, la almendra laminada, las pasas, la naranja confitada (si la tenemos en rodajas, habremos de cortarla en cubitos pequeños) y removemos muy bien la mezcla, procurando que todos los ingredientes queden bien integrados. Por último, añadimos la canela y la vainilla, y con ayuda de una cuchara removemos de nuevo para mezclar bien los sabores. Tapamos la mezcla con papel film y metemos a la nevera durante aproximadamente una hora (yo la dejé casi dos pero con una es suficiente). Así aseguraremos que la manzana absorba todos los aromas y quedará un relleno mucho más sabroso.

Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo. Sacamos el hojaldre de la nevera y la extendemos en una superficie lisa. Cortamos la plancha de masa de la forma que más nos guste: yo he hecho cuadrados grandes y con el hojaldre que me sobró hice rectángulos más pequeñitos, pero esto va según el gusto de cada uno. ¡Creatividad a tope!

Sacamos la mezcla de la nevera. En cada cuadrado que hemos recortado, echamos una cucharada generosa de la mezcla. Debemos llenar bien la superficie del hojaldre dejando libres los extremos, pero sin miedo a echar demasiado (pensad que en el horno la masa se va a inflar mucho y no queremos que la proporción de masa supere a la del relleno). Así que sed generosos con el relleno, lo agradeceréis después. Cerramos cada empanadilla con otro cuadrado de igual tamaño, sobre el que haremos unos tres o cuatro cortes para que la masa respire en el horno. 

Colocamos las empanadillas en un papel sulfurizado, y las metemos al horno durante 20-22 minutos, o hasta que adquieran un tono dorado.

Consejos/Variaciones:
  • Si no sois diabéticos y queréis un relleno más dulce, podéis añadir una cucharada de azúcar moreno a la mezcla, le da un toque tostado muy rico y no enmascara demasiado el sabor de la manzana.
  • OPCIONAL: antes de meter las empanadillas al horno, podéis barnizarlas con un almíbar ligero. Os recomiendo calendar en un vasito unas cucharadas de agua y unos 20 gr de azúcar moreno. Removéis bien hasta que se haya disuelto y dejáis templar. Con ayuda de una brocha de cocina, pincelamos las empanadillas hasta haber cubierto de almíbar toda la masa y la metéis al horno. El aspecto no variará demasiado pero sí le aportará un sabor un poco más dulce a la masa de hojaldre.
  • Estas empanadillas permiten introducir numerosas variaciones en el relleno, pudiendo alterar la cantidad de especias, frutos secos o deshidratados en la medida en que prefiramos. Si os gusta mucho la canela, no hay problema en que en lugar de una cucharadita echéis dos o tres, y en lugar de pasas podemos poner arándanos, por ejemplo. ¡Vamos, que las adaptéis como más os gusten! :)

Recomiendo tomarlas templadas, cuando el relleno está todavía calentito, y el exterior crujiente. Pero no las comáis recién salidas del horno, el hojaldre podría estar todavía algo crudo y os puede sentar mal. Es mejor esperar a que se seque bien, la textura es infinitamente mejor.


Probadla y me contáis, ¡yo creo que no defrauda! Ahora os dejo, voy a aprovechar que tengo un puentecillo por delante para adelantar trabajo y así sacar tiempo libre para seguir horneando ;) En unos días, más y mejor, ¡nos vemos!

Un besiño!

Información nutricional de las empanadillas de manzana o Apfeltaschen
Calorías totales: 1238 kcal
Calorías por ración (6 empanadillas/raciones): 206 kcal

viernes, 14 de noviembre de 2014

Desayuno saludable para diabéticos (Día Mundial de la Diabetes)



Bueno, sé que en la anterior entrada sugerí que la próxima receta sería algo salado pero algo me ha hecho cambiar de opinión en el último momento. Y es que hoy es un día muy especial, pues se celebra en todo el mundo el Día de la Diabetes (World Diabetes Day), y como algunos ya sabéis, es un tema con el que estoy muy sensibilizada por motivos personales.



En mi familia hay bastantes personas diabéticas, empezando por mis abuelos. La diabetes es una enfermedad que ha estado presente en mi vida desde que yo recuerde, aunque nunca le di demasiada importancia, quizás porque lo veía como algo cotidiano y que, al fin y al cabo, no me afectaba personalmente. Hace años, la cosa cambió, cuando pensamos que mi madre podría estar desarrollando diabetes tras recibir los últimos análisis. Y es que se trata de un problema de salud mucho más común de lo que pensamos, en el que además el factor hereditario juega un papel esencial.

Desde aquel día en mi casa las cosas cambiaron: dejamos de lado casi por completo los azúcares refinados, redujimos la ingesta de glucosa muy significativamente, y empezamos a investigar sobre la alimentación natural y saludable para prevenir la diabetes.



Y es que este es el concepto esencial que busco transmitir hoy: la prevención. Está demostrado en incontables estudios que los hábitos alimenticios pueden no sólo mejorar la salud de las personas diabéticas, sino retrasar la aparición de la enfermedad misma, y minimizar sus efectos.

Este año, desde la International Diabetes Federation han querido transmitir este mensaje, y por ello han decidido que el tema de este año y el que viene sea Healthy Living and Diabetes, o lo que es lo mismo, vida saludable y diabetes. Asimismo, han propuesto una iniciativa en la que el desayuno se convierte en el aspecto principal a resaltar de esta alimentación saludable. Por eso, he decidido contribuir con mi entrada a la iniciativa, para ayudar a difundir y concienciar sobre un tema como este.



Mi propuesta es un desayuno saludable individual, apto tanto para diabéticos como para los no diabéticos, que he organizado en función de la lógica siguiente:

  •  La limonada: con ella quiero resaltar la importancia de los cítricos en general. Tanto por su efecto anti-oxidante, como por su efecto anti-inflamatorio, las frutas cítricas resultan muy saludables para la mayoría de las personas. Además, contribuyen a ralentizar la absorción de azúcares a nivel intestinal, por lo que son idóneas para tratar la hiperglucemia. El limón, además, tiene casi el doble de vitamina C que una naranja, y contiene también vitaminas del grupo B, vitamina E, y es muy rico en minerales como el potasio, magnesio, calcio, hierro y fósforo, entre otros.
  • La fruta: el consumo de hasta tres raciones de fruta al día puede reducir el riesgo de padecer diabetes tipo 2, y además contienen fructosa en lugar de glucosa, que metaboliza de forma diferente y no se acumula en la sangre ni altera la glucemia de forma tan radical como el azúcar. El kiwi tiene muy pocas calorías, carbohidratos y azúcares, pero sí grandes cantidades de vitamina C y fibra, que contribuyen a controlar los niveles de glucosa en sangre. El plátano, por su parte, al ser una fruta rica en fibra y potasio contribuye con bastante éxito a disminuir la presión arterial, combatiendo los efectos del sodio.
  • Los cereales: sobre todo si son integrales, resultan fantásticos por su aporte en fibra, e hidratos de carbono, necesarios para dotar al cuerpo de energía. En el desayuno son idóneos como un primer aporte energético que nos ayudará a mantenernos activos de forma sana, y además contienen vitaminas del grupo B. Los copos de avena integrales y la espelta hinchada no llevan azúcares añadidos, así que son perfectos para el desayuno.
  • Los frutos secos: por su contenido en ácidos grasos omega 3 (poliinsaturados), en vitaminas del grupo B, vitamina E, proteínas y minerales, los frutos secos son un alimento de lo más completo. Se ha demostrado que pueden llegar a reducir en un 50% el riesgo de padecer infartos, de padecer diabetes tipo 2 porque controlan la glucemia, y reducen el colesterol. Es mucho mejor tomarlos al natural, ni fritos ni salados, como es el caso de las almendras y las nueces de nuestro desayuno.
  • El yogur: sobre todo los yogures desnatados naturales, son muy beneficiosos para prevenir la diabetes tipo 2. Tienen un alto contenido en vitamina K y sus bacterias probióticas resultan muy favorables para mejorar los procesos intestinales.
  • El té verde: además de contener flúor, magnesio, o vitaminas A y B, el té verde ha demostrado ser un gran aliado contra la diabetes, retardando su desarrollo, mejorando el metabolismo de los lípidos y reduciendo los niveles de glucosa en sangre.



Dicho todo esto, os dejo con la receta de mi desayuno individual especialmente pensado para diabéticos.

Desayuno completo para prevenir y controlar la diabetes
Limonada
-          250 ml de agua natural
-          Zumo de un limón (a poder ser ecológico)
-          Endulzante líquido (stevia u otros edulcorantes)
Vertemos el agua fresca en un vaso, exprimimos en él el limón, y añadimos por último el edulcorante, en las cantidades que consideremos según el grado de dulzor que prefiramos. Yo añado una cucharada.

Yogur con fruta fresca, cereales y frutos secos
-          Un yogur natural desnatado (puede ser edulcorado)
-          Un plátano
-          Un kiwi
-          Dos cucharadas de espelta inflada
-          Una cucharada de copos de avena integral
-          Un puñadito de almendras crudas y nueces de pecán (o los frutos secos que más os gusten)
Echamos en un bol profundo el yogur, que podemos endulzar con stevia o sacarina si queremos darle más dulzor, y echamos la espelta inflada por encima. Cortamos en rodajas el plátano y los colocamos sobre la espelta, y hacemos lo mismo con el kiwi. Repartimos la avena sobre la fruta, y en el centro los frutos secos, enteros o en pedacitos.

Té verde
-          Té verde (una variedad que nos guste; el mío tenía además mango deshidratado)
En una taza, echamos agua muy caliente y dejamos infusionar el té de 4 a 6 minutos. Tomamos templado.

Yo aconsejo empezar tomando la limonada, ya que es muy recomendable para limpiar el organismo y además nos ayuda a abrir el apetito esas mañanas de madrugón que parece que no nos entra nada en el estómago. Personalmente, me gusta seguir con el yogur y terminar con el té verde, bien calentito, pero por supuesto esto ya es cuestión de gustos. Es un desayuno sano y completo, que puede adaptarse tanto para celíacos (cambiando la avena por copos de otro cereal, como teff o trigo sarraceno) como para intolerantes a la lactosa y veganos (substituyendo el yogur por un yogur de soja). Y encima, tiene un aporte calórico de unas 300 kcal (he calculado unas 294 kcal en total), por lo que es asimilable para cualquier dieta.

Espero que de verdad probéis este desayuno y, si no, al menos espero haber podido aportar mi granito de arena para concienciar sobre la diabetes. Si alguien quiere ampliar la información, os dejo abajo unos enlaces de interés.

Cualquier duda o sugerencia, por favor dejádmela en los comentarios, me encantaría saber vuestras opiniones.

En breve volveré con otra recetilla, aunque no puedo prometer si será salada, dulce… quién sabe.


Un besiño!

Enlaces sobre la diabetes y la alimentación:
http://www.fundaciondiabetes.org/sabercomer/
http://www.idf.org/sites/default/files/healthy-eating-and-diabetes-es.pdf
http://www.idf.org/sites/default/files/healthy-unhealthy-breakfast-es.pdf
http://www.diabetes.bayer.es/blog/diabetes/%C2%BFpuedo-comer-toda-clase-de-frutas-si-tengo-diabetes/
http://www.diabetesbienestarysalud.com/
http://frutasparadiabeticos.com/
http://www.canaldiabetes.com/

jueves, 25 de octubre de 2012

Coca de caquis (crónica de un bizcocho rebelde)


Sí, como lo oís, puede que me encuentre ante el primer bizcocho rebelde de la historia. Se suponía que esta receta sería la de un bizcocho normal, esponjoso, con cuerpo, apto para tomar solo o empapado en café; vamos, un bizcocho de los de toda la vida. Peeero no, porque este bizcocho decidió poner sus propias normas y se declaró en huelga (el pan de cada día, vamos), y decidió no subir, por lo que me obliga a renombrarlo como una coca de caquis, más que como un bizcocho. 



Supongo que todos conoceréis lo que es una coca, pero por si acaso os lo resumo rápidamente: la "coca" típica es de origen catalán, y puede referirse tanto a variantes dulces como saladas. Su característica esencial son sus dimensiones, ya que suele ser muy plana; de hecho, según cuentan, su origen viene del aprovechamiento que hacían las amas de casa de la masa del pan que había sobrado porque no habría aumentado de volumen. Así, en vez de tirarla, la volvían a amasar, la endulzaban y servían de postre.



Hasta aquí todo bien, pero es que.... ¡¡es que no tenía que ser una coca, tenía que ser un bizcocho!! Y es que la razón de todo este desengaño político en el mundo bizcochil tiene un nombre: la fructosa. Sí, ese sustituto del azúcar procedente de las frutas y la miel. Y es que no he mencionado hasta ahora que en mi familia hay muchas personas con diabetes, por lo que nos vemos obligadas a modificar en numerosísimas ocasiones nuestras recetas originales para adaptarlas y hacer opciones sin azúcar.

Bueno, que me estoy enrollando mucho, ahí os va la receta... ¡Coca de caquis apta para dabéticos!

Ingredientes:
- 50 gr de fructosa
- 100 gr de almendra en polvo (nosotros mezclamos almendra en polvo y almendra picada, para darle más juego al asunto)
- 50 gr de harina
- 50 gr de mantequilla
- 16 gr de levadura (1 sobre de levadura Royal de los de toda la vida, vamos)
- 4 claras de huevo
- 1 caqui

Primero, montamos las claras hasta que estén a punto de nieve. 

Aunque en la foto podéis ver que lo hemos batido con un robot de cocina, sirven las batidoras normales de toda la vida
Las claras listas (a puntito de nieve!!)

 Cuando estén casi listas, añadimos, sin dejar de batir, la fructosa, la almendra, la harina y la levadura. Batimos hasta que la mezcla esté bien incorporada.



Derretimos la mantequilla en el microondas, y una vez lista la añadimos a la mezcla. 


Picamos el caqui en pequeños pedacitos, que queden todo lo planos posibles. Preparamos un molde colocando en la base papel vegetal para hornear. Encima, colocamos el caqui troceado y repartimos los pedazos por toda la base. Mientras, precalentamos el horno a 200º.


Añadimos la mezcla sobre la base de caquis, y la extendemos con la ayuda de una espátula, hasta que quede bien nivelada (más o menos, no pasa nada si no queda del todo igual por toda la superficie). Mientras, precalentamos el horno a 200º.




Hasta que os quede algo así:



Lo metéis en el horno, y lo dejáis unos 30 minutos, aproximadamente (es orientativo, depende del horno). Procurar hornearlo sobre una rejilla, para que fluya el calor de manera más homogénea.

Y....

... ¡¡¡¡¡¡tachááááán!!!!!!


Mmmm... ¡riquísimo! Cortadlo en pequeñas raciones, nosotros hicimos sobre 25 cuadraditos. Son ideales para tomar en la sobremesa.
¡Ah! Y por si alguien está interesado, son unas 60 kcal por ración, aproximadamente.


Esperamos que os animéis a probarla en casa, y para quienes no puedan tomar azúcar, es ideal. Un saludo, nos vemos próximamente con una receta más achocolatada, no digo más, jijijiji. Un biquiño!