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lunes, 1 de junio de 2015

Una despedida muy especial... ¡con un toque dulce! mikados caseros


La entrada de hoy me hace especial ilusión. 


Como blogger, me encanta bucear todos los días por la blogosfera para descubrir recetas nuevas, otros blogs, o bien darle un repaso a los que ya conozco y de los que soy seguidora. Tengo mi lista de seguimiento llenísima en ese sentido, y muchas veces no alcanzo a visitarlos todos en semanas, pero aun así me encanta tenerlos a mano en cualquier momento.

Sin embargo, hay algunos blogs muy puntuales que son casi un must en mi día a día bloguil. Son esos cuyas recetas nunca (o casi nunca) fallan, cuyos textos da gusto leer, y con unas fotos espectaculares que dan ganas de ponerse a darle lametazos a la pantalla del portátil. Podría citar muuuchos ejemplos, pero hoy prefiero centrarme en uno en concreto: Tengo un plan B. Un blog chulísimo cuya creadora, Beatriz, además de ser una máquina como cocinera y repostera, y de tener una mano con la cámara de fotos admirable, nos cuenta en cada receta un pedacito de su día a día, con total sinceridad y mucho sentido del humor. Basta con leer sus posts para conocerla un poquito más y ver que es una blogger genial.


Por eso, cuando Aisha de La cocina de Aisha, decidió organizar un evento blogger para rendirle homenaje a Bea ahora que se marcha a los EEUU, no pude decir que no. 

Así que aquí estoy, poniendo mi granito de arena en esta despedida blogger colectiva que hoy le queremos dar a Bea, porque es una máquina, porque se lo merece y porque va a vivir una aventura maravillosa al otro lado del charco, ¡eso seguro!


Por eso, he tirado de inspiración y he cogido prestada la idea de una receta de su blog, la de mikados caseros, la he tuneado y traído para vosotros. He tenido que cambiar los ingredientes porque la receta de Bea lleva huevo y yo no tenía, pero aun así veréis que salen muy ricos. Bea los decora con frutos secos y sprikles con ayuda de sus niñas, lo que es una idea genial si tenéis hijos, sobrinos, o en general cualquier pequeñajo que ande por la casa. 

La receta es sencilla y pueden ayudaros los peques perfectamente, tanto a hacer los palitos de masa como a bañarlos con chocolate (eso sí, vigilad que no os hagan como mi sobrino, que reparte una cucharada para la masa, otra para él, y en nada te das cuenta de que no queda chocolate en el cuenco…). Yo he prescindido de la decoración porque, al ser la primera vez que los hacía, quise ser todo lo fiel que podía al aspecto original de los mikado. Y creo que ha dado resultado, ¿no molan un montón?


Y encima, están riquísimos, os lo aseguro. Si no me creéis, probad a hacerlos, os dejo la receta.

Mikados de chocolate caseros
Ingredientes para 30 unidades
- 130 gr de harina de trigo
- 20 gr de mantequilla a temperatura ambiente (mantequilla pomada)
- 20 gr de azúcar glass
- 50 ml de agua
- 1 pizca de sal
- Chocolate negro de cobertura (chocolate para postres)

Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo.

En primer lugar, mezclamos con ayuda de una batidora de varillas, o un robot amasador, la mantequilla con el azúcar, hasta obtener una mezcla cremosa. 

Tamizamos y añadimos la mitad de la harina, y seguimos mezclando bien. Añadimos el agua, sin dejar de batir, y cuando la masa tenga un aspecto más o menos homogéneo, echamos el resto de la harina tamizada, la sal y mezclamos bien. Podemos cambiar las varillas por una espátula en este punto para terminar de mezclarla.

Pasamos la masa a una superficie ligeramente enharinada. Amasamos unos minutos, añadiendo un poco más de harina si es necesario. No debe pegársenos nada a las manos. De todos modos, es mejor que vayáis añadiendo la harina en pequeñas cantidades, para no pasaros (y que no os queden ladrillo-mikados). Cuando la masa sea lisa y nada pegajosa, la estiramos en nuestra superficie de trabajo con ayuda de un rodillo hasta que tenga un grosor de aproximadamente medio centímetro, y cortamos tiras del mismo grosor (más o menos 1 cm). Amasamos cada una para darles forma de bastón, y las vamos colocando sobre papel de horno. 

Cuando las tengamos todas (lleva algo de tiempo, no os lo voy a negar), pasamos la lámina de papel sulfurizado a una rejilla, y horneamos los palitos durante 10 minutos, o hasta que se doren.

En un cuenco apto para microondas, fundimos el chocolate troceado. Yo he usado chocolate negro pero podéis elegir el que más os guste (o el que más guste a vuestros peques). Debe quedar todo fundido y bastante líquido.

Sacamos los bastones del horno cuando ya estén en su punto y los dejamos enfriar sobre una rejilla. Cuando estén templados, iremos bañándolos uno a uno en el chocolate (nos podemos ayudar de una cuchara para que nos resulte más fácil). Los colocamos sobre el papel de horno y los dejamos enfriar en la nevera durante unos 20 minutos. Cuanto más los dejéis enfriar, más aguantará después el chocolate sin derretirse en nuestras manos (y menos os pringaréis).

Los comemos sin remordimientos.


Veis que se trata de una receta sencilla, rápida, rica y vistosa. Vamos, todo un acierto, como todo lo que hace Bea en su blog. No dudéis en visitarlo y disfrutar de sus creaciones, merecen muchísimo la pena.

Así que aquí me despido: Bea, muchísima suerte en tu nueva aventura, espero que tengas un viaje maravilloso y que todo te vaya genial al otro lado del océano. Y que nos sigas deleitando, aunque sea en la distancia, de tus fantásticas recetas. ¡¡Te mandamos todas las bloggers un beso enorme!!

Y me despido también de vosotros, hasta mi próxima entrada, que me parece que será muuuy dulce…

Un besiño!

Información nutricional de los mikados de chocolate caseros
Calorías totales: 1032 kcal
Calorías por ración (30 raciones/palitos): 34,4 kcal/palito

miércoles, 29 de abril de 2015

Despertando recuerdos... Tortas de aceite o tortas de anís


Sé que estas semanas he estado bastante desaparecida. Bueno, muy muy desaparecida. Alguno puede que ya comenzase a pensar que volvía a las andadas con eso de no actualizar. Pero ya veis que vuelvo a la carga y con una receta no, con una recetaza de esas que te suben la moral de lo sencilla y deliciosa que es. 


Este mes, Clara y Virginia de Bake the World nos proponen volcarnos en los sabores tradicionales del sur y lanzan este reto que, en mi caso, me transportó automáticamente a mi infancia, cuando, muy de vez en cuando, mi madre se permitía el caprichito y compraba para casa las deliciosas tortas de aceite o tortas de anís, de la marca Inés Rosales (las de tooooda la vida, básicamente), y nos las comíamos entre mis hermanas, mi madre y yo. Siempre duraban unos cuantos días, no porque no nos volviesen locas (que lo hacían, sobre todo a mis hermanas), sino porque nos gustaba estirarlas para que durasen lo máximo posible. Pensaréis que lo fácil sería simplemente comprar otro paquete cunado se terminaba el anterior; pero como ya he comentado en otras entradas, el tema del dulce en mi casa nunca se tomó como algo de nuestro día a día, más bien era algo especial que nos permitíamos de vez en cuando.


Esta receta es genial no sólo por el maravilloso resultado final, unas tortas crujientes y muy sabrosas, sino también por lo sencilla que resulta de hacer, y lo rápido de su elaboración. 


Podéis encontrar en la red muchas otras recetas de las tortas de aceite igual de válidas, pero yo me he decantado por esta de El horno de Isa básicamente por una cuestión de tiempo: era la única que no requería tiempos de levado y por lo tanto me aseguraba tener la receta lista en poco tiempo. Es que estos días he estado a tope de trabajo. Pero a tope de verdad. Y nunca tanto trabajo me había hecho tan feliz. ¿Vais entendiendo ahora el por qué de mi ausencia? Aunque eso es algo de lo que os hablaré con más calma en próximos capítulos bloguiles.


Con respecto a la receta original, he hecho algunos cambios. Básicamente he dividido las cantidades a la mitad, me parecía excesiva la original teniendo en cuenta que en casa somos poquitos. Con los ingredientes que os detallo, os saldrán unas 18 tortas pequeñas (7 cm de diámetro aproximadamente). También he reducido mucho la cantidad de levadura, y, sinceramente, si la repito probaré a prescindir de ella directamente. Al no dejarla levar, creo que la masa no la necesita en absoluto; quizás lo podríamos substituir por media cucharadita de bicarbonato, pero tengo que probar primero. Y, por último, le he añadido ralladura de naranja y limón, porque lo había visto en otras recetas de la blogosfera y creo que le dan un toque más aromático y muy delicioso.


Aquí os la dejo, ¡ya me contaréis qué os parece!

Tortas de aceite o tortas de anís
Ingredientes para 18 tortas pequeñas
- 75 ml de aceite de oliva virgen extra
- 250 gr de harina normal
- 35 gr de azúcar moreno
- 15 gr de azúcar blanco
- 75 ml de agua
- 1 cucharada (tbsp) de anís en grano
- 1 cucharada (tbsp) de sésamo
- 1 cucharadita (tsp) de ralladura de limón
- 1 cucharadita (tsp) de ralladura de naranja
- Una pizca de levadura seca de panadería (aproximadamente 1,5 gr)
- ½ cucharadita (tsp) de canela molida 
- 1 cucharadita (tsp) de esencia de anís (podéis modificar la cantidad al gusto)

Para decorar las tortas: 
- Clara de huevo
- Azúcar blanco

Precalentamos el horno a 210ºC con calor arriba y abajo.

Calentamos el aceite en un cazo pequeño a fuego muy bajo (en vitrocerámica, en el 2 de 9). Cuando esté caliente, sin llegar a hervir, lo retiramos del fuego y añadimos el anís en grano, el sésamo y las ralladuras de limón y naranja, para que se infusione con los aromas. Dejamos que enfríe a temperatura ambiente.

En un cuenco amplio, hacemos un volcán con la harina. Echamos en el centro el aceite infusionado, y añadimos después el resto de los ingredientes. Mezclamos todo bien, a mano o con ayuda de una amasadora. Yo opté por amasarlo con la batidora para terminar antes, aunque podéis hacerlo a mano sin ningún problema ya que no se pega nada a las manos al tener bastante aceite. Cuando todos los ingredientes estén bien integrados, hacemos una bola con la masa y la colocamos sobre una encimera.

Vamos cogiendo porciones de masa del mismo tamaño, hacemos bolitas y las aplastamos con el rodillo. Si queréis darles un acabado más “limpio”, podéis usar un cortador redondo, como hice yo, para dar forma a las tortas. Cuanto más finas sean, más crujientes estarán después de hornearlas. 

Para decorarlas, pintamos la superficie con clara de huevo, y espolvoreamos azúcar por encima. Yo no tenía clara de huevo a mano y añadí simplemente el azúcar por encima, ya véis que también da resultado.

Bajamos la temperatura del horno a 200ºC e introducimos las tortas sobre una bandeja. Horneamos durante unos 12-15 minutos, o hasta que estén doradas. Las dejamos enfriar sobre una rejilla.


Ya veis que no os mentía: son muy sencillas, rápidas y lo más importante: para repetir, y repetir, y repetir… porque están ¡de vicio! Mi hermana dice que en el sabor no nota diferencia entre estas y las compradas. Así que, si queréis sorprender, con esta receta no falláis, confiad en mí.


Os dejo, que tengo que volver al trabajo. Probad las tortas, porfi, no os van a decepcionar. En breve volveré con una propuesta salada, que ya tocaba, ¿no?

Un besiño!

Información nutricional de las Tortas de aceite o tortas de anís
Calorías totales: 1695 kcal
Calorías por ración (18 raciones/tortas): 94,2 kcal/torta

miércoles, 31 de diciembre de 2014

¡Galletas para despedir el año!


¡Hola a todos! Esta es mi última entrada del año, siiii, ¡¡adios 2014, hola 2015!! Y qué mejor despedida le puedo hacer yo a este año tan importante en mi vida, que regalándole mis últimas horas en él horneando estas deliciosas galletas glaseadas, decoradas especialmente para la ocasión, por supuesto. 


Es que este año ha sido muy intenso, y muy importante en mi vida, por tantísimas cosas que si me pusiera a escribirlas tendríamos aquí entrada para leer durante todo el 2015. Tanto en el terreno personal, como en el profesional, ha sido un auténtico torbellino, y un año de muchísimas emociones. De risas y llantos, de despedidas y bienvenidas. Pero en general ha sido un buen año, y viendo cómo está el mundo, no me puedo quejar, nada en absoluto.


Esta entrada va a ser breve, más que nada porque es tarde y quiero que la podáis disfrutar antes de que den las campanadas. Y porque no creo que necesitéis mucho más que saber que estoy encantada con el nuevo rumbo que está tomando el blog, y que es en gran medida por vosotros, los que lo leéis, que estáis ahí aunque no os vea, pero que sé que lo apoyáis de corazón. Y para todos los que habéis ido comentando en los últimos posts, me encanta poder comunicarme con vosotros y hablar de lo que más nos gusta: la cocina.

Por eso, esta entrada también os la quiero dedicar, para daros las gracias por estar ahí detrás, leyéndome y viendo mis creaciones. Sin vosotros el blog no sería lo mismo. Gracias de corazón. 

Y ya que estamos haciendo declaraciones, aunque a lo mejor no lo lea, quiero agradecer a mi hermana todo su apoyo en la cocina, por su experiencia en los fogones, sus maravillosas recetas y su paciencia. Y a mi madre por todo su apoyo y amor, que haga lo que haga está ahí siempre dándome ánimos. A mi cuñado, tanto de lo mismo (y que me deja usar su súper cámara de fotos, sin la que el blog estaría muuuucho peor, creedme!). Y a mis amigos, especialmente a Jeny, que además de gran catadora de postres es una genial compañera en todo. Gracias a todos chicos por este año genial que me habéis dado :). ¡Este brindis os lo dedico a vosotros!


Sin mucho más que decir, que ya he dicho suficiente, os dejo con la receta, de unas galletas muy festivas para despedir el año y dar la bienvenida a uno nuevo que viene. Son galletas de mantequilla sin gluten, y por lo tanto aptas para celíacos, con un glaseado de frambuesa riquísimo que no dejará indiferente a nadie.


Receta de galletas de mantequilla glaseadas (sin gluten)
- 100 gr de harina de arroz*
- 90 gr de harina de espelta*
- 60 gr de harina de maíz*
- 100 gr de azúcar blanco
- Una pizca de sal
- 175 gr de mantequilla pomada
- Una yema de huevo

*Ver anotaciones finales

En un bol, mezclamos las harinas, junto con el azúcar y la sal. Hacemos un hueco en el medio, como si fuese un volcán, y echamos la yema de huevo. Amasamos bien (podemos hacerlo a mano o con la amasadora, yo lo hice a mano). Echamos la mantequilla, que debe estar a temperatura ambiente, y la integramos bien hasta que obtengamos una masa lisa y compacta. 

Partimos la masa a la mitad, y hacemos dos bolas con cada cacho. Estiramos cada una sobre un papel de horno, hasta que tenga un grosor de unos 4 milímetros, y las metemos al frigorífico durante una hora aproximadamente. Transcurrido ese tiempo, las sacamos y con un cortador circular, o un vaso de cristal, cortamos círculos con la masa del mismo tamaño. Las ponemos sobre un papel sulfurizado y las metemos al horno, precalentado a 180º con calor arriba y abajo, durante 15-18 minutos. Las galletas aumentan un poco su tamaño, pero no pierden demasiado la forma, aunque recomiendo no usar esta receta para cortadores demasiado complejos, sólo para formas básicas. Transcurrido ese tiempo, o cuando veamos que se empiezan a dorar por los bordes, las sacamos y las dejamos enfriar sobre una rejilla. No las manipuléis hasta que no se hayan enfriado, o se os romperán. 

En total, salen unas 25 galletas de buen tamaño.


Receta para el glaseado de frambuesa
- Una clara de huevo
- 1/3 tsp de crémor tártaro*
- 200 gr de azúcar glass
- Aroma de frambuesa

*Ver anotaciones finales

En un bol amplio, echamos la clara de huevo y el crémor tártaro. Los mezclamos con la ayuda de una batidora de varillas hasta que empiecen a espumar. 

En otro bol, tamizamos el azúcar glass. Lo vamos añadiendo a cucharadas a la mezcla anterior, sin dejar de batir a velocidad media. Cuando lo hayamos echado todo, añadimos unas tres gotas de aroma de frambuesa, y mezclamos bien.

Separamos dos cucharadas soperas de este glaseado, que será nuestra glasa de delineado, es decir, con la que dibujaremos los bordes de nuestra galleta con la ayuda de una manga y una boquilla de nuestra elección. Al resto de nuestro glaseado le iremos añadiendo unas cucharadas de agua fría y mezclaremos bien, para licuarlo y que nos sirva para el relleno.

Dejamos secar unas 8 horas (dependiendo de la humedad de vuestra casa). Decoramos como más nos guste.


Para la decoración: con la ayuda de un sténcil, pintamos la superficie de la galleta con un pincel. Yo he usado colorante dorado líquido de Rainbow Dust y lo he diluido un poco con alcohol para repostería de Sugarflair. Lo dejamos secar unos 20 minutos, y ya tenemos listas nuestras galletas.

*Ver anotaciones finales

Consejos/Variaciones:
  • Aunque esta receta está adaptada para celíacos, y por tanto no tiene gluten, los que no tengáis esta intolerancia podéis hacerla igualmente usando harina normal. Bastará con usar 250 gr de harina de trigo blanca en lugar de la mezcla de harinas que os pongo en la receta, que por cierto es una adaptación de las "Cookies lluvia de color", del libro Cookies y pastas paso a paso, de María Ballarín (pág. 18).
  • El crémor tártaro ayuda a que las claras no suban y se consiga la consistencia adecuada en el glaseado. Yo he usado 1/3 de teaspoon, es decir, sobre 1,5 ml. Si no lo tenéis, no pasa nada, podéis prescindir de él. Simplemente id añadiendo el azúcar a las claras sin haber batido éstas con anterioridad, y podéis obtener igualmente buenos resultados.
  • Yo he usado una boquilla bastante más ancha de lo que quería, porque no fui capaz de encontrar la que uso en estos casos, que suele ser una número 3 o 4 de Wilton. Vosotros usad la que mejor os funcione, aunque pensad que cuanto más ancha sea, más glaseado usaréis para el delineado, y puede que luego no os llegue para el relleno.
  • En cuanto al stencil, para los que no lo hayáis usado nunca, o incluso si nunca lo habéis visto, es una plantilla que se usa en repostería, tanto para galletas como para fondant, y la verdad es que da buenos resultados si la usas bien (se nota que yo aún soy novata, jeje). El mío tiene un reloj dibujado, me costó 3,95€ y lo compré aquí
  • Es MUY IMPORTANTE que no manipuléis las galletas una vez han salido del horno. Dejadlas que se enfríen del todo, porque si no se os romperán en las manos nada más tocarlas. Esto ocurre porque tiene una elevada proporción de grasa (mantequilla en este caso) para la harina que lleva, pero le da también una textura muy rica a la hora de comerlas, ya veréis.
  • La receta del glaseado la he adaptado de esta de El rincón de Bea, y en ella os explica todo lo que necesitáis saber para conseguir una buena glasa.
  • La decoración es opcional, podéis comeros las galletas tal cual, o cambiar el glaseado (colorearlo, añadir sprinkles o nonpareils, etc), ya sabéis, ¡imaginación al poder! 


Bueno, ahora sí que me despido. Os deseo a todos un feliz año nuevo, que el que venga sea mejor que el que se va, y que nos traiga a todos muchas alegrías y salud para disfrutarlas con nuestros seres queridos.

Bueno, vale, sí. ¡¡¡Y muchas nuevas recetas con las que disfrutar de la cocina!!!

¡¡¡FELIZ AÑO 2015 A TODOS!!!

Un besazo (el último y más especial del año)

Lucía

Información nutricional de las Galletas de mantequilla con glaseado de frambuesa:
Calorías totales: 3379 kcal
Calorías por ración (25 galletas/raciones): 135,16 kcal

lunes, 10 de noviembre de 2014

Galletas de calabaza súper sanas! (sin huevo, leche ni lactosa)



Estos días he estado bastante a tope con el máster. La verdad es que no esperaba que fuesen a llevar un ritmo tan forzado de trabajos y demás, pero tampoco he de decir que me extrañe… El caso es que llevaba tiempo con mono de hornear algo, pero no tenía ni tiempo, ni demasiada inspiración. Lo único que sabía era el ingrediente estrella: la calabaza


Si hay algo que de verdad me guste del otoño es la gastronomía asociada a esta época del año. Empieza la temporada de naranjas y mandarinas, hay calabazas por todas partes, boniatos, setas… se me hace la boca agua sólo de pensarlo… Aunque no me puedo quejar, estos días he podido probar un poco de todo, pero me faltaba algo, a pesar de haber sido Halloween… y ese algo era una calabaza, estaba claro.

Algunos recordareis que hace dos años publiqué en el blog una receta de bizcocho de calabaza súper esponjoso (y riquísimo, para qué lo vamos a negar), que la verdad ha tenido mucho éxito. Este año quería hacer algo diferente, aunque no tenía muy claro si hacer algo dulce o salado. El caso es que había visto un par de recetas por la red de galletas que me habían gustado y decidí probar.


Peeeero me faltaba lo más importante: la calabaza. Después de romperme la cabeza durante una semana (la compro aquí, allá, ecológica, etc), fue mi queridísima Jeny quién me regaló una, cultivada en su casa, así que es natural, pero natural de verdad (y está dando unos resultados maravillosos, como veréis en futuras recetas…).

Así que me puse manos a la obra y horneé estas galletas. Tienen un sabor suave, no son demasiado dulces, y las he especiado ahora que empezamos a acercarnos a la Navidad. Son bastante sanas porque no llevan ningún ingrediente refinado y además contienen mucha fibra. Además, no llevan leche por lo que son ideales para intolerantes a la lactosa, y aunque llevan una mezcla de harinas diferentes, se puede adaptar para celíacos, tal y como detallo en la receta. Por último, si bien tienen algo de azúcar, el índice glucémico puede disminuir si usamos algún sustitutivo, como indico abajo.

Os dejo con la receta, ¡espero que os guste!

Galletas de calabaza (aptas para intolerantes a la lactosa y al huevo, con adaptación para celíacos, diabéticos y veganos)

- 45 gr de aceite de oliva suave
- 40 gr sirope agave, 10 gr miel y 25 gr azúcar caña integral (o 75 gr de sirope de agave)
- 130 gr de puré de calabaza
- Una pizca de jengibre
- 1 cucharadita de canela
- 25 gr de harina integral de avena, 120 gr de harina de arroz y 135 gr de harina de espelta (o 280 gr harina de arroz si sois celíacos)
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 1 cucharadita de vinagre de manzana
- 1/3 cucharadita extracto de vainilla

Precalentamos el horno a 180º, con calor arriba y abajo y con ventilador.

En un bol, mezclamos el aceite con el sirope de agave, la miel y el azúcar hasta que quede todo bien integrado. Añadimos la calabaza y el vinagre y mezclamos bien. En otro bol, mezclamos los ingredientes secos: las harinas, las especias, y el bicarbonato. Añadimos esta mezcla a la de los ingredientes líquidos y con ayuda de una espátula lo mezclamos todo muy bien.

Hacemos bolitas de masa, las aplastamos y las colocamos sobre un papel sulfurizado en una rejilla para horno. Decoramos con pipas de calabaza y horneamos de 15 a 20 minutos, dependiendo de lo blandas o tostadas que las queramos (yo las tuve 18 minutos).

A mí me han salido 24 galletas.


La receta la he adaptado siguiendo las indicaciones de los siguientes blogs:

Como veis, una receta sencilla y bastante sana. Además, es perfectamente adaptable para aquellos que padezcáis alguna intolerancia, y muy saludables para los niños, ahora que empiezan con las meriendas del cole. 

Os detallo abajo la información nutricional. Os animo a que las hagáis, y mandéis fotos! Y por favor, si tenéis cualquier duda, dejadla en los comentarios, os responderé lo más pronto posible. Ahora os dejo, que tengo que comer prontito para coger el bus. En breve, nueva receta en el blog, quizás salada... pero no prometo nada :)
Un besiño!



Información nutricional de las galletas de calabaza:
Calorías totales: 1680 kcal
Calorías por ración (24 raciones): 69 kcal 

lunes, 4 de febrero de 2013

El toque inglés... al estilo Austen



Llevaba tiempo programando estas recetas. Estuve documentándome, buscando ideas, sabores, y sobre todo, intentando acercarme al más puro estilo british. Mi intención era publicar esta entrada el lunes, 28 de febrero, día en que se cumplían 200 años de la publicación de Orgullo y Prejuicio, mi novela favorita de Jane Austen, y una de mis preferidas del mundo mundial.

lunes, 5 de noviembre de 2012

¡Esto es Halloween!



Bueno, la verdad es que llega con un poquito de retraso pero llega: mi entrada especial dedicada a Halloween, o como decimos en la versión gallega, o Samaín! 


Y es que este año me hacía mucha ilusión poner en práctica lo aprendido en los talleres de http://rosebakeryscq.blogspot.com.es/, y qué mejor ocasión que esta, ya que por circunstancias académicas (en mi facultad son unos roñosos y no hacen puente, jum...) me tuve que quedar en Santiago a pasarlo solita (o casi), y qué mejor manera de aprovechar el tiempo que hornear docenas de galletas, cieentos de galletas, miiiiles de galletas....